A primera vista, la tangara montañesa cautiva por su llamativo contraste de colores. El pecho de color amarillo limón y Ьeɩɩу sirven como un lienzo vibrante, complementado con partes superiores de color azul iridiscente. Su apariencia majestuosa se ve acentuada por una capucha y un cuello negros. Sin embargo, su característica más llamativa reside en su mirada: ojos rojos penetrantes que parecen irradiar una llama interior, realzando la viveza de su plumaje.
Como habitantes de los bosques montanos húmedos de las laderas orientales de los Andes, estos tesoros aviares prosperan en elevaciones que oscilan entre los 2200 y los 3500 metros. La selección de su hábitat refleja su afinidad por las verdes extensiones y las copas de los árboles protegidas que ofrece esta encantadora región.
Si bien los detalles sobre sus hábitos reproductivos siguen siendo un misterio, algunas sugerencias sugieren que la tangara encapuchada de montaña se embarca en su viaje reproductivo de octubre a enero. Especies similares suelen poner huevos de 3 a 5 huevos, y las hembras asumen la responsabilidad exclusiva de incubar estos pequeños tesoros durante unos 10 a 13 días. Posteriormente, los polluelos empluman entre 8 y 11 días después de la eclosión, lo que marca el inicio de su viaje independiente.
En términos de dieta, esta maravilla aviar muestra un gusto por los artrópodos, dejándose llevar por una dieta de insectos y arañas que abundan en su exuberante entorno. Sin embargo, sus preferencias culinarias se extienden para incluir las bayas, lo que muestra su adaptabilidad e ingenio.
Como vocalista del reino natural, la Tangara de Montaña Encapuchada da una serenata a su entorno durante todo el año. Sin embargo, su canto alcanza un punto culminante durante el crepúsculo, mientras gira con gracia sobre el dosel del bosque. A pesar de su cautivadora presencia e importancia, esta especie ha sido clasificada como de menor importancia en la Lista Roja de la UICN, un testimonio tranquilizador de la salud de su hábitat y su población.
A aquellos que tengan la suerte de buscar el esplendor de la tangara encapuchada de montaña, les espera un festín visual. Sus colores resplandecientes, sus canciones melodiosas y sus comportamientos misteriosos se combinan para crear una experiencia que resume las maravillas de las tierras altas andinas. Para echar un vistazo a esta obra maestra aviar en acción, tómate un momento para disfrutar del vídeo que aparece a continuación.
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